domingo, 25 de noviembre de 2012

Historias del MISE, parte III

Esta va a ser la tercera y última entrega de las anécdotas y aventuras de nuestro amigo, que ya presentamos en historias del MISE, parte I y en historias del MISE, parte II.

Nos habíamos quedado en la semana previa al examen, el día de la presentación del proyecto, tan esperada y temida por todos. Teníamos ganas de terminar, en las últimas semanas habíamos avanzado más que en el resto de meses e incluso se podría pensar que nos podía sobrar tiempo y todo.
La presentación estaba fijada para el viernes a las 13.00.
El jueves había un examen a las 16.00, por lo que según terminábamos cada uno, nos íbamos al laboratorio. Sobre las 18.00 ya estábamos todos, dispuestos a darlo todo, a dejarnos la piel y el alma si era necesario. 

Además, como nosotros estaba el grupo de chavales de la asignatura de la carrera similar a la nuestra del máster, pero después del incidente con la TS, no habíamos vuelto a tener ningún problema, hasta alguno era majo y todo.

Como nuestro proyecto se desarrolla bajo la metodología ágil SCRUM, nuestro trabajo estaba dividido para poder ser realizado por grupos pequeños, de dos o tres personas y claro, de vez en cuando hay que decir cosas como "te falta un punto y coma aquí" o "¿me pasas el programador?" pero en cualquier caso, el ambiente era mucho más silencioso que en la sala de informática de la biblioteca. O al menos, eso pensábamos...

... en algún momento de la tarde, alguien hizo el molesto sonido de chistar, y tras levantar la cabeza y pensar: ¿estas intentando escuchar si llueve? nos dimos cuenta de que alguien nos había hecho callar. Cosa que hicimos, básicamente, por que ya estábamos callados.

Con todo esto, llegaron las 21.00 y nos echaron de la facultad. Quedamos en reunirnos el viernes, ya como último día, para "rematar los últimos detalles" a las 9.00, en la cafetería claro, y después del obligatorio café, ya empezamos a hacer cosas.

Hasta que llegó la hora del examen (entre medias pasaron muchas cosas, pero no merecen mucho la pena) y entraron los profesores. La gente del otro grupo, después de hacer su presentación el día anterior, estaban recogiendo, felices por haber tenido una buena nota y estaban comentando la jugada. Cuando empezamos a comentar lo que (no) hacía nuestro y en un momento dado, uno de los profesores, pidió con mucha calma y corrección, a los otros niños, que si se podían callar.
Y claro, como es normal, seguimos a lo nuestro; lo esperado cuando un profesor pide silencio en un examen, es ... eso, silencio. ¿Verdad?

Parece que no.

Nuestro "amigo" dijo, con un tono muy de reproche:
 - ¡Pues ayer la gente no se quería callar y nosotros nos tuvimos que aguantar!
En ese momento, los que se quedaron en silencio fuimos nosotros.
Y tras decirle nuestro profesor:
- Estamos en un examen, por favor, un poco de silencio.
Por supuesto, el chaval le contestó. El resto más o menos, fue así:
- Pero nosotros ayer también estábamos en un examen y ellos no se querían callar.
- Yo ayer no estaba, pero ahora te digo que te calles.
- Pues no, porque ayer no nos dejaron en paz en toda la tarde a nosotros.
- Te he dicho que te calles.
- Pues no me da la gana.
- Que te calles, que estás molestando.
- Pero es que ayer ellos también molestaban y nadie dijo nada.
- Sal de clase.
- Pues no me voy.
- Que salgas de clase te estoy diciendo
- Pero es que no...
- Dime tu nombre
- No, porque ayer
- Que me digas tu nombre. ¿Cómo se llama? (dirigiéndose al resto de sus compañeros)
En estos momentos, nuestro amigo ya estaba buscando la forma de salir. El profesor estaba en el único camino a la puerta y la cara del chaval, aún diciendo que no me voy y no me callo y no te digo mi nombre, reflejaba ... algo, no tengo muy claro que fuera consciente de lo que había pasado.

Un saludo para todos los compañeros que lo pasamos tan bien el resto de la tarde, tirados en el césped al sol, viendo a toda la gente que iba a la graduación y el partido de fútbol sala al final.

lunes, 19 de noviembre de 2012

¡Corre corre corre!

He conectado el ratón al puerto USB3.0 y no se mueve más rápido, ¡menudo timo! 
Lo pongo aquí, que en twitter se pierde.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Entrada 263

Seguro que habéis visto alguna vez el siguiente texto, o similar:

De auecdro con una isvgicnóeaitn lveadla a cbao por la prgeitsosia unrisieadvd de Cagbirmde, no es imtnrapote el odren de las ltares de una paralba, lo úinco ipraottnme es que la perrima y úitmla ltera de la mmisa etésn sdtuaias en el odren ctrorceo. El odern del retso de larets no es irmaoptnte para pieitmrr la lctreua del txteo sin nngiún pmbelora. Esto es así pqoure la mtnee hamuna no lee todas las lerats de una palabra, sino que lee cada palbraa cmoo un cjounnto de letras.

Pues resulta que leo el siguiente titular:
La OMS atribuye al tabaco más de un millón muertes anuales

Y pienso: ¿Qué tienen que ver los semiconductores con el tabaco?

jueves, 15 de noviembre de 2012

Jugando a "Wikipedia"

Seguir referencias entre "papers" impresos es como ir cliqueando enlace tras enlace en Wikipedia, pero con ese toque analógico que te da pasar hojas, buscar enlaces tan crípticos como [42] o [MOS-100.4] e ir a buscar el pdf en internet si justo ese no lo tienes, que lo tendrás  pero no sabes donde. Aumentando la entropía del montón ya impreso (o descargados en carpetas con nombres como "mirar", "nuevos", "¿interesantes?") que no valen para nada. 

jueves, 8 de noviembre de 2012

Nuevo curso, nuevos precios.

En una visita relámpago, he ido hasta Madrid y me he dejado caer por la ETSIT y por supuesto, he pasado por la cafetería. Supongo que no es una gran sorpresa ver que el café, que antes costaba 0.80€, ha subido.

...

Ahora cuesta 0.81€

domingo, 4 de noviembre de 2012

Historias del MISE, parte II

Después de tener que aguantar a nuestro nuevo amigo del alma, que ya presentamos en historias del MISE, parte I, pensábamos que ya no lo volveríamos a ver, después de todo, casi toda la gente de clase estábamos todo el tiempo que teníamos libre en el laboratorio y el niño, afortunadamente, no iba casi nunca y por lo tanto, nos pasamos el resto del cuatrimestre entre micro-controladores y osciloscopios, soldando un poco algún día y mirando datasheets durante horas, esperando encontrar el registro mágico que hace el solo el proyecto. Buscando como funciona el CAN e intentando que a nosotros nos funcionara, que son dos cosas que pueden parecer inmediatas, si sabes como funciona, puedes hacerlo funcionar, pero no. O lo que es más divertido, puede funcionar, pero no sabes la causa. 
Proyecto casi casi terminado.
Después de muchas tardes haciendo pruebas, robándonos el programador unos a otros ( "¿me prestas el programador?" ) llegó el día que conseguimos comunicarnos con gran regocijo de los presentes y que se celebró como se merece: con mucha comida y bebida. Aunque bien es cierto, que tampoco era necesario conseguir nada útil para celebrar nada. Lamentablemente (todo muy lamentable siempre) :) no se pueden poner fotos de esos momentos, pero tampoco vienen al caso.

"¿Estas usando el programador?"  

Entre partidos de fútbol, sus correspondientes cenas, y interesantes clases a las 15.00h (en serio, mucho Madrid y mucho teleco, pero no tienen ni idea de a que horas se pueden poner clases y a que horas no) conseguimos de alguna forma, terminar el proyecto. Por supuesto, el último día nos pasamos toda la tarde terminando cosas, la tarde anterior habíamos tenido un examen, que estudiamos muy concentrados todos tirados en el césped media hora antes. Así llegó la mañana de la presentación, que estuvimos intentando hasta el último momento, y una hora más, y luego otros 15 minutos, hasta  que los profesores se nos dijeron algo que sabíamos desde hacia varias horas: Si no funciona, no lo vais a conseguir ahora en 5 minutos a toda prisa. Y claro, como son profesores, tenía razón. Y no funcionó nada. Y nos fuimos a celebrarlo.

- Pero oye! yo quiero que te pongas a insultar al niño ese repelente, y que me cuentes de una vez qué os hizo y por qué lo odiáis todos tanto. Te estarás preguntando. Y yo también, espero que en el próximo capítulo se desvele el misterio.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Ordenador nuevo

Después de un reballing y dos reflow caseros, mi anterior portátil dejo de funcionar definitivamente; un fallo de placa base, supongo, puesto que no había rastro de corriente por ninguna parte.

Así que, después de estar un par de meses con un sobremesa un poco justo, encontré una buena oferta en pc-componentes, un ASUS K55VM. Por primera vez, he optado por un portátil de marca.
Las características básicas, las que me han convencido de comprar este modelo son:

Procesador: Intel® Core™ i7 (i7-3610QM) (2.30GHz, 6MB (L3) Cache)
Memoria RAM: 4GB (4GB*1) DDR3 1600MHz (Ampliable a 8GB, 1 slot libre)
Controlador gráfico: GeForce® GT 630M (DDR3 2GB, Dedicada, 2048x1536)

a lo que le añadí el segundo módulo de RAM de 4GB.

La experiencia de momento es buena, todo funciona muy fluido. El teclado tiene un buen tamaño, con teclado numérico y el touchpad es muy grande, recuerda al de un Macbook.

El Windows 7 preinstalado, como es esperable, tiene un montón de cosas de dudosa utilidad, pero no parecen ralentizar la carga de Windows ni su uso.

A la hora de instalar Linux es cuando vienen los problemas. El disco duro viene con un sistema de particiones GPT que si bien tiene soporte en Linux, el instalador de Mint-13-Maya no reconoce ninguna partición. Después de buscar un poco, las opciones eran, o bien, formatear todo el disco duro y crear un sistema de particiones MBR de toda la vida, o intentar cambiar el sistema GPT a MBR sin perder datos y después, modificar las particiones para hacer sitio a Linux. Formatear todo es la opción más cómoda, pero no quería perder la partición de recuperación. Siguiendo los pasos encontrados en el blog de Nehal J. Wani. Los pasos así por encima son: usar gdisk para convertir el sistema de particiones a MBR y después usar testdisk para recuperarlas, ya en MBR y todo, sin perder nada.

Una vez hecho, se puede instalar Mint sin mayor problema.